Un día el jardinero Tomás
salió a la mañana muy temprano para ir a trabajar a la casa de un nuevo
cliente. Tomás era un joven muy alto, fuerte de ojos claros y pelo castaño, con
la piel tostada por el sol. Siempre se lo veía contento y alegre. El llegó
rápidamente a la casa del cliente, tocó la puerta y lo recibió una persona de
mucha edad que era el dueño de casa. Conversaron un largo rato y luego el
señor Roberto lo acompañó a Tomás hasta
el extenso jardín que ocupaba gran parte de la manzana, donde había un perro
ladrándole para saludarlo, que era la compañía del dueño.
Ese era un soleado y cálido día de
primavera. Tomás se dio cuenta de que iba a tener mucho trabajo porque el
jardín parecía abandonado. El pasto estaba muy alto y de color amarillo, las
plantas con flores ni se veían y los arboles habían crecido mucho en forma
desordenada.
Después de trabajar muy duro se tomó un
largo descanso debajo de un árbol que estaba en un rincón del gran jardín y se
apoyó sobre una piedra que por accidente se corrió y rodó varios metros por un
agujero. Cuando se levantó, vio que estaba atrapado dentro de un pozo. Pidió
ayuda muchas veces pero no hubo respuesta. Todo a su alrededor estaba muy
oscuro y frío. Se acordó de que tenía en su bolsillo una linterna en su llavero,
la sacó y vio que había unas raíces que podía usar para poder llegar a la
superficie.
Cuando llegó arriba, fue grande su
sorpresa cuando vio todo distinto. Había autos voladores, robots, el jardín
donde estaba trabajando estaba cuidado y con muchas plantas extrañas. Entonces,
él entró a la casa de Roberto que tenía muchos cambios y, de repente, vio a un
robot lavando los platos, se asustó y salió corriendo de allí.
Tomás corrió hasta que llegó a su casa,
entró y vio que todo había cambiado pero él buscó en su habitación y encontró
una foto de él con su familia, que estaba muy amarilla. En ese momento un
hombre muy parecido a su hermano menor entró y los dos se asustaron. Tomás porque
no podía creer que su hermano había crecido tan rápido, y el hombre porque aquel
joven que estaba frente a él era igual a su hermano cuando era menor. Tomás
volvió a correr y el hombre lo persiguió, cuando lo alcanzó le preguntó si él
era Tomás y él le respondió que sí, entonces el hombre le dijo que estaba igual de joven como en la foto que estaba en el
dormitorio y que él era Lucas su hermano menor que tenía meses cuando él había desaparecido.
Tomás le dijo que no entendía que estaba pasando, y así charlaron todo el día recuperando el tiempo perdido.
Hasta que cayó la noche y Lucas lo invitó a que se quedara. Tomas aceptó.
Él soñó que el pozo en el que se había
caído era un transportador hacia el futuro, y en el sueño pensó que si se metía
otra vez en el pozo iba a irse a su tiempo original y volver a su vida de
siempre.
Al día siguiente se fue de su casa a la
casa del señor Roberto. Fue al jardín y se tiró en el mismo pozo donde él había
descansado después de trabajar .Se levantó, prendió su linterna, vio las raíces,
subió, y ahí estaban sus cosas en el
jardín. No había autos voladores ni robots. Tomás se dio cuenta de que solo
habían pasado dos horas de este lado del transportador no todo un día como en
el otro lado .Cuando terminó su trabajo fue a buscar a su cliente que estaba en la casa limpiando los platos. Este
le pagó a Tomas y él se fue de ahí contento porque estaba de nuevo en el lugar
y tiempo a los que pertenecía.
Muy lindo cuento, Maxi! Muy bien!
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